10 agosto 2009

17 (...sobre el haiku)

Afuera llueve, al encender el hogar se empaña el vidrio... y yo tratando de describir un poco el haiku, que es tan complejo y simple a la vez, al igual que la naturaleza. Y la naturaleza del hombre.

La grafía del haiku, sin duda, es lo más sencillo de explicar y de llevar a cabo: es un pequeño poema en tres versos, los cuales deben ser de cinco silabas el primero; siete el central; y cinco el último. Sí, diecisiete sílabas en total.

Pero, como originalmente es un arte japonés, que ha atraído la atención de la mayoría de los lenguajes, no es menor señalar que esas son medidas para su idioma nativo, y una sílaba en japonés puede significar más que una en otro idioma, o viceversa.

Esta regla silábica, como todas, se podría doblar, quizá hasta romper, en función de lo que el autor quiera lograr con ello. Muchos antiguos japoneses lo hacían, y hasta los grandes han dicho que se debe buscar lo que buscan los maestros, pero no seguir los mismos pasos. Actualmente es aceptado que un haiku no sobrepase las 22 o 23 sílabas. Sólo baste destacar que esa métrica clásica genera un ritmo, que es característico.

Lo que el autor quiera lograr con ello... bien, la parte difícil de explicar es de lo que trata el haiku, lo que busca transmitir. Un gran respetado de este arte decía que “haiku es simplemente lo que está ocurriendo en este sitio, en este momento”. Espacio y tiempo entretejidos, aquí y ahora. Haciendo un paralelo con la fotografía, quizá la luz sea al retrato, lo que las palabras son al haiku… quizá la sombra sea al retrato, lo que el silencio es al haiku.

Principalmente, un haijin (autor de haiku), saca su poesía de la naturaleza. Observando su entorno, trata de plasmar con unas pocas palabras, lo que está vivenciando. Este entorno va desde la estación del año, hasta el matiz de un rayo de luz a través de una hoja de sauce, o la sonrisa de un niño en un espejo... La simple y profunda cotidianeidad (rural o urbana) como tema de su trabajo.

Decir lo que está pasando, pero de una forma muy directa y sencilla, sin rima, sin metáforas, con la ausencia del yo como protagonista, resulta más arduo de lo que se piensa, pues estamos acostumbrados a llevar nuestros juicios por delante, y a exaltar lo que decimos.

A veces se puede percibir, al contemplar la naturaleza o la rutina, que hay unos secretos ocultos bajo el tapiz de la apariencia. Bien, el haiku también debería tener ese tipo de sutileza que nos deja entornando los ojos.



Para aprender qué ES esto del haiku, es necesaria cierta dedicación, y mucha paciencia para estudiar y practicar… en internet ya hay amplia información para quienes quieran profundizar.



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esta es una entrada ex-geocities


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