04 julio 2008

poema: El guardador de rebaños

en el blog amigo, Día a día, gota a gota, leo este poema... no soy asiduo a la poesía, la mayoría de las veces no la entiendo (o no la quiero entender), pero este me atrajo y quise hacer de antena de repetición...

EL GUARDADOR DE REBAÑOS

Hay bastante metafísica en no pensar en nada.

¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Si
me enfermase pensaría en eso.

¿Qué idea tengo yo de las cosas?
¿Qué
opinión tengo sobre las causas y los efectos?
¿Qué he meditado sobre Dios y
el alma
y sobre la creación del mundo?
No sé. Para mí pensar en eso es
cerrar los ojos
y no pensar. Es correr las cortinas
de mi ventana (pero
ella no tiene cortinas)

¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo lo que es
misterio!
El único misterio es que exista quien piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos,
comienza a no saber qué es el sol
y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero abre los ojos y ve el sol,
y ya no puede pensar en nada,
porque la luz del sol vale más que los
pensamientos
de todos los filósofos y todos los poetas.
La luz del sol
no sabe lo que hace
y por eso no yerra y es común y buena.

¿Metafísica? ¿Qué metafisica tienen aquellos árboles?
La de ser
verdes y con copas y de tener ramas
y la de dar fruto en su hora, lo que no
nos hace pensar,
a nosotros, que no sabemos darnos cuenta de ellos,
pero
¿qué mejor metafísica que la de ellos,
que es la de no saber para que viven
ni saber que no lo saben?

"Constitución íntima de las cosas"...
"Sentido íntimo del universo"...
Todo esto es falso, todo esto no quiere
decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de ésas.
Es como
pensar en razones y fines.
Cuando el comienzo de la mañana está rayando,
y por los lados de los árboles
un vago oro lustroso va perdiendo la
oscuridad.

Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es sobrepuesto,
como pensar en la salud
o llevar un vaso al agua de las fuentes.

El
único sentido íntimo de las cosas
es no tener ningún sentido íntimo.

No creo en Dios porque nunca lo vi.
Si él quisiese que yo creyese en
él,
sin duda que vendría a hablar conmigo
y entraría por mi puerta hacia
adentro
diciéndome, ¡Aquí estoy!

(Esto es tal vez ridículo a los
oídos
de quien, por no saber lo que es mirar las cosas.
No comprende a
quien habla de ellas
con un modo de hablar que reparar en ellas enseña.)
Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el sol y la luz
de la luna,
entonces creo en él.
Entonces creo en él a toda hora.
Y
mi vida es toda una oración y una misa,
es una comunión con los ojos y por
los oídos.

Pero si Dios es los árboles y las flores
y los montes y
la luz de la luna y el sol,
¿Para qué lo llamo Dios?
Lo llamo flores y
árboles y montes y sol y luz de luna;
porque si él se hizo, para que yo lo
vea,
sol y luz de luna y flores y árboles y montes.
Si él se me aparece
siendo árboles y montes
y luz de luna y sol y flores,
Es que él quiere
que yo lo conozca
como árboles y montes y flores y luz de luna y sol.

Y yo por eso le obedezco,
(¿Qué más sé yo de Dios que Dios de sí
mismo?).
Le obedezco al vivir, espontaneamente,
como quien abre los ojos
y ve,
Y lo llamo luz de luna y sol y flores y árboles y montes,
y lo amo
sin pensar en él
y lo pienso viendo y oyendo,
y ando con él a toda hora.


Poema: Fernando Pessoa
heterónimo: Alberto Caeiro.

2 comentarios:

  1. dios, q buenísimo escrito, en cierta forma ahora me ha venido de lujo, gracias por transmitirlo kerido gio :)
    curiosamente podrías haberlo escrito tú, o curiosamente es lo que tu transmites con tus haikus

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  2. Te recomiendo toda la poesía de Fernando Pessoa, o mejor dicho de sus heterónimos: Álvaro de Campos, Ricardo Caeiro, Alberto Caeiro y la del propio Pessoa.

    Pessoa durante su vida fue construyendo a esos otros seres que eran él mismo. Con vidas, personalidades y estilos diferentes. Un caso único, creo, en la literatura universal. Les recomiendo leer otro de sus poemas emblemáticos: La Tabaquería. Les dejo el link

    http://www.tijeretazos.org/Azul/Pessoa/Pessoa001.htm

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